Después… no existe
Lectores Opinión SociedadPor Mónica Persoglia
“Después” no está en el almanaque.
Sara le comentó a Joaquín “ya se quemaron tres lámparas”. A lo que su esposo le contestó: “lo veo después”.
En verdad Joaquín venía trabajando mucho con pocas horas de sueño en jornadas de mucho calor y postergaba algunas tareas de su casa, se había atrasado en ir a hacer trámites que también lo dejó para después. Aunque por lo general él no era persona de planificar sino de resolver las urgencias.
Fue un día cualquiera, de esos que nunca se olvidan, un gran ruido se oyó a la madrugada, gritos y casi sin ponerse de acuerdo todos salieron a la vereda. Su casa se estaba incendiando, el ulular de los bomberos ya se sentía de cerca, Sara miraba de lejos como las llamas consumían su vivienda, Joaquín ayudaba desesperadamente.
Una voz anónima preguntó: “Qué ocurrió?”, y otra ronca dijo “Fue un problema eléctrico” y Sara en ese momento recordó como una a una se quemaban las lámparas y retumbaban en sus oídos la voz de Joaquín diciendo “Lo veo después”.
A veces no existe después, a veces hay que ganarle al cansancio, y otras veces saber distinguir las señales de alarmas.
El hijo de Sara salvó su guitarra, la niña se abrazó a su muñeca.
Después del incendio todo sería nuevo.
Las cosas, aunque no parezcan en su momento grave, merecen tenerlas en cuenta, como ésta, “un problema eléctrico”, más en éstos veranos.