1 de diciembre de 2023

Sin novedad en el frente

Opinión Política Provinciales

Por Cristian Muriel

El círculo rojo está hablando de estos números, que insinuó Leandro Zdero hace unos días, cuando dijo: “Capitanich tiene las mismas encuestas que yo y sabe que le voy a ganar”. Seguramente quienes lean esta nota ya los conocen, pero repasemos.

Intención de voto hoy: Jorge Capitanich, 32,8%; Leandro Zdero, 24,8%; Juan Carlos Bacileff Ivanoff, 17,1%; NS/NC, 10,6%; Juan Carlos Polini, 8,9%…

Y a nivel de partidos o frentes: FdT, 31,7%; JxC, 29,3%. Lejos, con 2,1%, aparece el Frente de Izquierda, por encima del Frente Integrador (2%). Los dos datos que merecen algún análisis: el nivel de indecisos (32,2%) y la falta de adhesión al CER de Gustavo Martínez: 1,1%.

Por último: en una encuesta previa de la misma consultora -Solmoirago- para los argentinos y argentinas los principales problemas son: la inflación, 41,5%; la corrupción, 30,9%; el Gobierno, 7,4%; la Justicia, 6,9%; la inseguridad, 3,9%.

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En mi opinión, el primer dato relevante es la confirmación de Zdero como candidato de la oposición. Virtualmente borró del mapa a Polini.

Pero eso no significa que vaya a ganarle a Capitanich; ni siquiera que vaya a ganar la interna en las PASO, como dejó claro este viernes Ángel Rozas en Sáenz Peña, cuando mostró que todo el aparato de la UCR está con el dugratense.

Zdero no sólo necesita candidatos óptimos para Resistencia y Sáenz Peña; necesita equipos y, llegado el caso, necesitará fiscales. Y las cosas podrían complicarse si se viera obligado a ir por afuera y Rozas estuviera dispuesto a quemar las naves. Que se rompa pero que no se doble.

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Si bien es rutinario afirmar que las dos figuras excluyentes del peronismo chaqueño son Jorge Capitanich y Gustavo Martínez, el relevamiento de Somoirago no permite compararlos, porque comete un error inexplicable: medir a un perfecto desconocido como el ¿referente? del Pro termal, Lucas Figueras, y no preguntar por el intendente de Resistencia, que varias veces manifestó su intención de ser candidato a gobernador.

Luego, a nivel de partidos y frentes, salvo por las dos fuerzas mayoritarias, el resto es un amasijo en el fondo del balde, lo que explica que un Bacileff de más de 17 puntos mida sólo 2 cuando se lo evalúa como sello. Imposible precisar si el 1,1% de intención de voto al CER se debe a que las personas consultadas no saben si Gustavo es el candidato, o si no saben qué es el CER.

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Más allá de las preocupaciones de los argentinos y argentinas, cifradas sobre todo en la inflación y la corrupción, la paridad entre el peronismo y la oposición es la de toda la vida en Chaco, cercana al 30%, y a partir de allí hay un 32% de indecisos a los que hay que persuadir o de profundizar el rumbo o de cambiar el modelo. Quizás a esta altura las cosas deberían estar un poco más definidas, pero números son números.

Capitanich sigue militando su proyecto a pura gestión, aunque paga el costo, por arriba, de la inflación, y por abajo, del desgaste de sus funcionarios, que reciben reproches cada vez más airados por las soluciones a medias o las respuestas que no llegan. Y es que ya nadie tiene paciencia.

Por lo demás, no es posible saber si son “funcionarios que no funcionan” o los soldados más obedientes de la tropa, al punto que a algunos los “echan” por una semana o dos y los vuelven a tomar porque era peor el remedio que la enfermedad.

Y en ese contexto no sólo los funcionarios se pelean con sus pares: hasta los dirigentes piqueteros se agarran a trompadas en plena calle, mientras una burguesía aspiracional silenciosa fantasea día y noche con atravesar los piquetes hundiendo el pie en el acelerador.

Por otro lado Zdero, cuyo distante paso por la gestión fue apenas discreto y a nivel municipal, hasta ahora no pagó ningún costo, y sus proyectos legislativos están lejos de configurar un plan de gobierno. En su caso, la madre de todas las batallas será el 18 de junio, de donde podría salir fortalecido o desdibujado.

Por lo dicho, cabe suponer que buena parte de la definición del voto será a nivel de aparato. Más que seducir independientes, las dos grandes fuerzas políticas tendrán que convencer a una multiplicidad de pequeñas estructuras que ya esperan el delivery con la servilleta en el regazo y los cubiertos en las manos.