Prioridades

Opinión Política

Por Cristian Muriel

Decíamos ayer respecto a la porfía de realizar la marcha del 25 pese a que Cristina volvió a negar su candidatura: “Uno sospecha que saben algo que nosotros no sabemos. A fin de cuentas Máximo está ahí, y también los amigos que siempre iban a la casa a jugar a la Play”.

En efecto, sabían. “La vicepresidenta habló durante los últimos días con su hijo y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, y, luego de eso, habría tomado la decisión de participar del acto”, dice Página|12.

Apenas unas concesiones tuvo que hacer la “Mesa de Ensenada”: en vez de “marcha del 25” sería “acto del 25”; en lugar de en la 9 de Julio sería en la Plaza de Mayo, y no sería “Cristina presidenta” sino “Jefa tire un nombre” o “¿Y ahora quién? ¿y ahora quién? Es con Massa o con Axél”.

Según Cuervo Larroque, la idea es “romper la proscripción en las calles”, recordar los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner y salmodiar la consigna “Argentina con Cristina”. “Ella nos está convocando a una pelea mucho más profunda de lo que pensamos”, dice, y me permito sospechar que el plural inclusivo es para los camporistas, porque otros y otras lo venimos entendiendo desde hace tiempo.

Me interesa analizar esos ejes porque creo que es ahí donde una y otra vez se equivoca ese cuerpo de acendrada estirpe que recuerda a los inmaculados de Game of Thrones, que sólo adoran a la Señora de las Lanzas, Novia de la Batalla y Madre de Ejércitos: el kirchnerismo de paladar negro.

La proscripción no se rompe con un acto. Ni sumando otros pasajes al santoral, como los 20 años de Néstor o la simbología del Día de la Patria. Esa manía que tienen de ritualizarlo todo en clave progre para que las deidades les alumbren el camino. Todo para no laburar. Además, es improbable que la prioridad nacional sea romper la proscripción. No quiero decir que lo dicen las encuestas, pero lo dicen las encuestas. Y lo entiende muy bien Cristina. Por eso la carta.

Si es por ponerse cabuleros: “la tercera es la vencida”. Sí, ya hubo tres actos: el de Ensenada, que sirvió para ponerle nombre al grupo; el de Resistencia -vaciado de figuras nacionales por los ensenadenses para que Capitanich no se comiera el viaje-, y el último frente a Tribunales. La respuesta de los sectores populares fue nula; la de los miembros de la Corte, anular dos elecciones.

Se diría que los dueños de la pelota están organizando una misa ricotera para que Cristina bendiga a un pibe de La Cámpora Ampliada, pomposamente llamada Mesa de Ensenada. Gente que tiene de todo menos votos y que el único territorio que conoce es el mapa del Genshin Impact.

Cuando Cristina convocó a elaborar “un programa que vuelva a enamorar”, no se refería a programar otra marcha, pero ellos todavía afirman que “No hay plan b” y esperan detectar signos abstrusos que les confirmen que Cristina está haciendo tiempo para anunciar su candidatura unos minutos antes del cierre de listas el próximo 24 de junio, para no darle tiempo a la Corte de impugnarla. No se hacen: son.

Dicen que en la carta “no dijo que no quiere ser candidata, sino que no puede, que no se lo permiten”, entonces hay que “generar las condiciones de posibilidad”: “No la deja ser candidata el Poder Judicial en connivencia con la oposición. Tenemos que ir contra ese sistema. Capaz llegamos a hacerlo antes del 24 de junio, capaz no, pero ella nos está diciendo: ‘no es un tema de si es o no una definición mía. Ustedes hagan lo que tienen que hacer para generar las condiciones”.

Entonces organizan un acto.

Ayer en la sede de SMATA, Gustavo Menéndez, intendente de Merlo en uso de licencia, parece haber dado en el clavo al interpretar, involuntariamente, al calor de su propio discurso, el retorcido componente edípico del ritual camporista: “¿Somos merecedores del esfuerzo que le pedimos a CFK? Seguimos pidiéndole definiciones a ella como si fuese nuestra madre. Hay que trabajar para decirle que se tire, que hay agua en la pileta”.

También ayer el gobernador salteño Gustavo Sáenz visitó a Sergio Massa en el Palacio de Hacienda. Según Página|12, “le contó que el PRO en Salta hizo campaña diaria con los índices de inflación nacionales (hoy encima del 120 por ciento) y que, aun así, quedó muy lejos de pelear la elección. ‘Importa el modelo de contención, de fomento de la actividad, eso lo vemos en las provincias del interior’, le dijo”.

En estos días, y disculpen el reduccionismo, el clamor de los y las argentinas tiene más que ver con llegar a fin de mes, con dejar de sentir, de la mañana a la tarde, ese inquietante deja vu hiperinflacionario; tiene más que ver con eso que con “romper la proscripción de Cristina en las calles”.

Y en todo caso, si romper la proscripción es el primer paso -de una larga serie de ellos- para llegar a fin de mes, parece que si no se logró con tres, tampoco se logrará con un cuarto acto. Aunque la única oradora sea Cristina.

Salvo que, como dije ayer, ellos estén sabiendo algo que nosotros no.