2 de diciembre de 2023

Descomposición

Opinión Política

Por Cristian Muriel

La herida del Pro empezó a supurar con el cachondeo entre Macri y Milei la noche de las PASO en el búnker de JxC.

A pesar de que lo que hizo Mauricio al ponderar el triunfo de Milei no fue precisamente una apertura siciliana, muchos analistas quisieron descifrar a qué estaba jugando, qué panorama estaba atisbando, qué motivaba ese destrato a cara descubierta a su propia candidata.

No había nada raro: simplemente para Macri el Pro era una herramienta que ya no servía.

A pesar de la evidencia, los socios políticos del Pro no se molestaron en preguntar qué estaba pasando. Especialmente los radicales, que con cada nuevo volantazo se veían más lejos de sus principios doctrinarios… y del ejercicio del poder.

Con el correr de los días, Bullrich todavía tuvo que refutar un par de boludeces más de Macri, y hasta le respondió sin disimulo arriba del tablado durante el acto de cierre de campaña. Faltaba que le dijera: “Flaco, ¿de qué lado estás?”. Pero hubiera sido una pregunta retórica.

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El domingo de las elecciones a la siesta circularon sendos bocas de urna que metían a Bullrich en el balotaje con Milei: una operación desesperada para inducir a los desprevenidos que aún no habían pasado por el cuarto oscuro a hacer un último esfuerzo. Ya sabían que perdían.

Seguramente a esa hora comenzaban a delinear las palabras-fuerza que Pato pronunciaría por la noche: un mensaje inequívoco a Javier Milei, que no llegó a ser un pedido de clemencia gracias al triunfo de Sergio Massa.

Lo mismo estarían haciendo a esa hora los redactores de Milei, cuyo discurso fue todavía más obvio. Allí decidió “dar por terminado el proceso de agresiones y ataques” al macrismo, como si se pudiera volver de absolutamente cualquier lugar, e invitó a ese espacio a subirse a la cola del león.

Pese a haber perdido completamente las formas, desde el Pro y la UCR siguen con el verso del reunionismo para resolver qué camino tomarán de cara a la segunda vuelta. Angá, como si tuvieran un Plan B.

Lo que harán es A) anunciar que apoyarán a La Libertad Avanza “para terminar con esa asociación ilícita llamada kisnerismo”, o B) decir que no se pronunciarán respecto a sus preferencias y dejarán en libertad de acción a sus votantes, mientras, entre guiños cómplices y centros a la olla, le harán saber a Milei que lo bancan a morir.

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El proceso de descomposición del Pro se aceleró en las últimas horas y comienza a invadir el cuerpo de Juntos por el Cambio. El radicalismo, al borde del choque séptico, sabe que la infección se está propagando y que la única salida es la cirugía mayor. Sí: la amputación.

Pero bueno, es la UCR, de modo que se enroscará confusamente en sus propias contradicciones, apelará vagamente a los lugares comunes del antiperonismo que la llevaron a juntarse con Macri, y finalmente sucumbirá.

Intento imaginar a Leandro Zdero haciendo “F5” en el sistema para ver si el presidente Milei le transfirió al Chaco los fondos de la coparticipación para pagar los sueldos de enero. En dólares, en pesos o en la moneda que sea. No logro vislumbrar cómo sigue la historia.